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Read Ebook: Segunda parte de la crónica del Perú que trata del señorio de los Incas Yupanquis y de sus grandes hechos y gobernacion by Cieza De Le N Pedro De

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Ebook has 118 lines and 23918 words, and 3 pages

Esta conquista de Quito que hizo Tupac Yupanqui, bien pudiera yo ser m?s largo; pero tengo tanto que escribir en otras cosas, que no puedo ocuparme en tanto, ni quiero contar sino sumariamente lo que hizo, pues, para entenderlo, bastar? lo divulgado por la tierra. La salida que el rey queria hacer de la ciudad del Cuzco, sin saber ? qu? parte ni d?nde habia de ser la guerra;--porque esto no se decia sino ? los consejeros,--junt?ronse m?s de doscientos mill hombres, con tan gran bagaje y repuesto, que henchian los campos; y por las postas fu? mandado ? los gobernadores de las provincias que de todas las comarcas se trujesen los bastimentos y municiones y armas al camino real de Chinchasuyo, el cual se iba haciendo no desviado del que su padre mand? hacer, ni tan llegado que pudiesen hacerlo todo uno. Este camino fu? grande y soberbio, hecho por la ?rden y industria que se ha escripto, y por todas partes habia proveimiento para toda la multitud de gente que iba en sus reales, sin que nada faltase, y con la haber, ninguno de los suyos era osado de coger tan solamente una mazorca de ma?z del campo, y si la cogia, no le costaba m?nos que la vida. Los naturales llevaban las cargas y hacian los otros servicios personales, mas, creed que cierto se tiene, que no las llevaban m?s de hasta el lugar limitado; y como lo hacian con voluntad y les guardaban tanta verdad y justicia, no sentian el trabajo.

Dejando en el Cuzco gente de guarnicion con los mitimaes y gobernador escogido entre los m?s fieles amigos suyos, sali? d?l llevando por su capitan general y consejero mayor ? Capac Yupanqui, su tio, no el que di? la guerra ? los de Xauxa, porque ?ste dicen que se ahorc? por cierto enojo; y como sali? del Cuzco, anduvo hasta llegar ? Vilcas, adonde estuvo algunos dias holg?ndose de ver el templo y aposentos que all? se habian hecho, y mand? que siempre estuviesen plateros labrando vasos y otras piezas y joyas para el templo y para su casa real de Vilcas.

Fu? ? Xauxa, ? donde los Guancas le hicieron solene recebimiento, y envi? por todas partes mensajeros haci?ndoles saber c?mo ?l queria ganar el amistad de todos ellos, sin les hacer enojo ni darles guerra, por tanto, que pues oian que los Incas del Cuzco no hacian tiran?as ni demas?as ? los que tenian por confederados y vasallos, y que, en pago del trabajo y homenaje que les daban, recebian dellos mucho bien, que le enviasen sus mensajeros para asentar la paz con ?l. En Bonbon s?pose la grand potencia con que el Inca venia, y como tuviesen entendido grandes cosas de su clemencia, le fueron ? hacer reverencia; y los de Yauyo hicieron lo mismo, y los de Apurima y otros muchos, ? los cuales recibi? muy bien, d?ndoles ? unos mujeres, y ? otros coca, y ? otros mantas y camisetas, y poni?ndose del traje que tenia la provincia donde ?l estaba, que fu? por donde ellos recibian m?s contento.

Entre las provincias que hay entre Xauxa y Caxamalca, cuentan que tuvo algunas guerras y pendencias y mand? hacer grandes albarradas y fuertes para defenderse de los naturales, y que con su buena ma?a, sin mucho derramamiento de sangre, los sojuzg?, y lo mesmo lo de Caxamalca; y por todas partes dejaba gobernadores y delegados y postas puestas, para tener aviso y no salir de ninguna provincia grande sin primero mandar hacer aposentos y templo del sol y poner mitimaes. Cuentan, sin esto, que entr? por lo de Gu?nuco y que mand? hacer el palacio tan primo que hoy vemos hecho; que yendo ? los Chachapoyas, le dieron tanta guerra, que aina de todo punto los desbarataran; mas, tales palabras les pudo decir, que ellos mesmos se le ofrecieron. En Caxamalca dej? de la gente del Cuzco mucha, para que impusiesen ? los naturales en c?mo se habian de vestir y el tributo que le habian de dar, y sobre todo, c?mo habian de adorar y reverenciar por dios al sol.

Por todas las m?s de las partes le llamaban padre, y tenia gran cuidado en mandar que ninguno hiciere da?o en las tierras por donde pasaba, ni fuerzas ? ningund hombre ni mujer; al que lo hacia, luego por su mandado lo daban pena de muerte. Procuraba con los que sojuzgaba, que hiciesen sus pueblos juntos y ordenados y que no se diesen guerra unos ? otros, ni se comiesen, ni cometiesen otros pecados reprobados en ley natural.

Por los Bracamoros entr? y volvi? huyendo, porque es mala tierra aquella de monta?a; en los Paltas y en Guancabamba, Caxas y Ayavaca y sus comarcas, tuvo gran trabajo en sojuzgar aquellas naciones, porque son belicosas y rebustas, y tuvo guerra con ellos m?s de cinco lunas; mas, al fin, ellos pidieron la paz, y se les di? con las condiciones que ? los dem?s; y la paz se asentaba hoy y ma?ana estaba la provincia llena de mitimaes y con gobernadores, sin quitar el se?or?o ? los naturales; y se hacian dep?sitos y ponian en ellos mantenimientos y lo que m?s se mandaba poner; y se hacia el real camino con las postas que habia de haber en todo ?l.

Puesta en ?rden la tierra de los Ca?ares, fu?se para Tiquizambi, Cayambi, los Puruaes y otras muchas partes, ? donde cuentan del tantas cosas que hizo, ques de no creer, y el saber que tuvo para hacerse monarca de tan grandes reinos. En La Tacunga tuvo recia guerra con los naturales, y asent? paz con ellos despues que se vieron quebrantados, y mand? hacer tantos y tan insines edificios por estas partes, que excedian en perfeccion ? los m?s del Cuzco. Y en La Tacunga quiso estar algunos dias, para que sus gente descansasen; y vin?ales casi cada dia mensajero del Cuzco del estado en que estaba lo de all?, y de otras partes siempre venian correos con avisos y cosas grandes que se ordenaban en el regimiento de las tierras por sus gobernadores. Y vino nueva de cierto alboroto que habia en el Cuzco entre los mesmos orejones, y caus? alguna alteracion, recel?ndose de novedades; mas, seguido, vino otra nueva c?mo estaba llano y asentado y se habian hecho por el gobernador de la ciudad castigos grandes en los que habian causado el alboroto.

De La Tacunga anduvo hasta llegar ? lo que decimos Quito, donde est? fundada la ciudad de Sant Francisco del Quito, y pareci?ndole bien aquella tierra, y que era tan buena como el Cuzco, hizo all? fundacion de la poblacion que hobo, ? quien llam? Quito, y pobl?la de mitimaes, y hizo hacer grandes cavas y edificios y dep?sitos, diciendo: "El Cuzco ha de ser por una parte cabeza y amparo de mi gran reino; por otra ha de ser el Quito."--Di? poder grande al gobernador de Quito; por toda la comarca del Quito puso gobernadores suyos y delegados; mand? que en Caranqui hobiese guarnicion de gente ordinaria para paz y guerra, y de otras tierras puso gente en ?stas, y destas mand? sacar para llevar en las otras. En todas partes adoraban el sol y tomaban las costumbres de los Incas, tanto, que parecia que habian nacido todos en el Cuzco; y quer?anle y am?banle tanto, que le llamaban Padre de todos, buen Se?or, justo y justiciero.--En la provincia de los Ca?ares, afirman que naci? Guayna Capac, su hijo, y que se hicieron grandes fiestas. Todos los naturales de las provincias que habia se?oreado el gran Tupac Inca con su buena industria que les di?, ordenaron sus pueblos en partes dispuestas, y hacian en los caminos reales aposentos; entendian en aprender la lengua general del Cuzco, y en saber las leyes que habian de guardar. Los edificios, hac?anlos maestros que venian del Cuzco y emponian ? los otros en ello; y as? se hacian las dem?s cosas que por el rey eran mandadas.

Como Tupac Inca Yupanqui hobiese se?oreado la tierra hasta el Quito, segund se ha dicho, estando ?l en la mesma poblacion del Quito entendiendo que se cumpliesen y ordenasen las cosas por ?l mandadas, de donde mand?, ? los que entre los suyos tenia por m?s cuerdos, que en hamacas fuesen llevados por los naturales, y unos por una parte y otros por otra, mirasen y entendiesen en la ?rden questaban las nuevas provincias que se hacian, y que tomasen cuenta ? los gobernadores y cogedores de tributos y que mirasen c?mo se habian con los naturales. A las provincias que llamamos de Puerto Viejo, envi? sus orejones ? algunas dellas para que les hablasen y quisiesen tener su confederacion, como los dem?s hacian, y que los impusiesen en c?mo habian de sembrar, y servir, y vestir, y reverenciar al sol, y hacelles entender su buena ?rden de vivir y pulicia. Cuentan questos fueron muertos en pago del bien que iban ? hacer, y que Tupac Inca invi? ciertos capitanes con gente ? castigarlos; mas, como lo supiesen, se juntaron tantos de los b?rbaros, que mataron y vencieron ? los que fueron, de que mostr? sentimiento el Inca; mas, por tener negocios grandes entre las manos, y convenir en persona volver al Cuzco, no fu? ?l propio ? dalles castigo por lo que habian hecho.

En Quito tuvo nueva cu?n bien se hacia lo que por ?l habia sido mandado y cu?nto cuidado tenian los delegados suyos de imponer aquellas gentes en su servicio, y cu?n bien los trataban, y ellos c?mo estaban alegres y hacian lo que les era mandado; y de muchos se?ores de la tierra le venian cada dia embajadores y le traian grandes presentes, y su c?rte estaba llena de principales, y sus palacios de vasijas y vasos de oro y plata y otras grandes riquezas.--Por la ma?ana comia, y desde medio dia hasta ser algo tarde, oia en p?blico, acompa?ado de su guarda, ? quien le queria hablar. Luego gastaba el tiempo en beber hasta ser noche, que tornaba ? cenar con lumbre de le?a, porque ellos no usaron sebo ni cera, aunque tenian harto de lo uno y de lo otro.

En Quito dej? por su capitan general y mayordomo mayor ? un orejon anciano, quien todos cuentan que era muy entendido y esforzado y de gentil presencia, ? quien llamaban Chalco Mayta, y le di? licencia para que pudiese andar en andas y servirse con oro, y otras libertades que ?l tuvo en mucho. Mand?le, sobre todas cosas, que cada luna le hiciese mensajero que le llevase aviso particularmente de todas las cosas que pasasen, y del estado de la tierra, y de la fertilidad della, y del crecimiento de los ganados, con m?s lo que ordinariamente todos avisaban, que era, los pobres que habia, los que eran muertos en un a?o y los que nacian, y lo que se ha escripto en lo de atr?s que sin esto sabian los reyes en el mesmo Cuzco; y con haber tan grande camino desde Quito al Cuzco, que es m?s que ir de Sevilla ? Roma, con mucho, era tan usado el camino como lo es de Sevilla ? Triana, que no lo puedo m?s encarecer.

Dias habia que el grand Tupac Inca tenia aviso de la fertilidad de Los Llanos y de los hermosos valles que en ellos habia, y cu?nto se estimaban los se?ores dellos, y determin? de les enviar mensajeros con dones y presentes para los principales, rog?ndoles que le tuviesen por amigo y compa?ero, por qu?l queria ser igual suyo en el traje cuando pasase por los valles, y no dales guerra si ellos quisiesen paz, y que daria ? ellos de sus mujeres y ropas, y ?l tomarla de las suyas, y otras cosas destas. Y por toda la costa habia volado ya la nueva de lo mucho que habia se?oreado Tupac Inca Yupanqui, y c?mo no era cruel ni sanguinario ni hacia da?o sino ? los cavilosos y que querian oponerse contra ?l; ? loaban la costumbre y religion de los del Cuzco, tenian los orejones por hombres sanctos, creyendo que los Incas eran hijos del sol, ? que en ellos habia alguna deidad. Y considerando estas cosas y otras, determinaron muchos, sin haber visto sus banderas, de tomar con ?l amistad, y asi se lo enviaron ? decir con sus propios embajadores, con los cuales enviaron muchos presentes al mesmo rey, y le rogaban quisiese venir por sus valles ? ser dellos servido y ? holgarse de ver sus frescuras; y alabando el Inca tal voluntad, hablando de nuevo al gobernador de Quito lo que habia de hacer, sali? de aquella ciudad para se?orear los Yuncas.

Como el rey Tupac Inca determinase de ir ? los valles de Los Llanos, para atraer ? su servicio y obediencia los moradores dellos, abaj? ? lo de T?mbez y fu? honradamente rescibido por los naturales, ? quienes Tupac Inca mostr? mucho amor, y luego se puso del traje quellos usaban para m?s contentarles, y alab? ? los principales el querer sin guerra tomarle por Se?or, y prometi? de los tener y estimar como ? hijos propios suyos. Ellos, contentos con oir sus buenas palabras y manera con que les trataba, dieron la obediencia con honestas condiciones, y permitieron quedar entre ellos gobernadores y hacer edificios; puesto que, sin esto que algunos indios afirman, tenian otros que Tupac Inca pas? de largo sin dejar hecho asiento en aquella tierra, hasta que Guayna Capac rein?; mas, si hemos de mirar estos dichos de los indios, nunca concluiremos nada.

Saliendo de aquel valle, camin? el rey Inca por lo m?s de la costa, yendo haciendo el camino real tan grande y hermoso como hoy parece lo que d?l ha quedado; y por todas partes era servido y salian con presentes ? le servir; aunque, en algunos lugares, afirman que le dieron guerra; pero, no fu? parte para quedar sin ser vasallos suyos. En estos valles se estaba algunos dias bebiendo y d?ndose ? placeres, holg?ndose de ver sus frescuras. Hicieron por su mandado grandes edificios de casas y templos. En el valle de Chimo dicen que tuvo recia guerra con el Se?or de aquel valle, y que teniendo su batalla, estuvo en poco quedar el Inca desbaratado de todo punto; mas, prevaleciendo los suyos, ganaron el campo y vencieron ? los enemigos, ? los cuales Tupac Inca, con su clemencia, perdon?, mand?ndoles, ? los que vivos quedaron, en sembrar sus tierras entendiesen, y no tomasen otra vez las armas para ?l ni para otros. Qued? en Chimo su delegado; y lo m?s destos valles iban con los tributos ? Caxamalca; y porque son h?biles para labrar metales, muchos dellos fueron llevados al Cuzco y ? las cabeceras de las provincias, donde labraban plata y oro en joyas, vasijas y vasos, y lo que m?s mandado les era. De Chimo pas? adelante el Inca, y en Parmunquilla mand? hacer una fortaleza, que hoy vemos, aunque muy gastada y desbaratada.

Estos Yuncas son muy regalados, y los se?ores, viciosos y amigos de regocijos; andaban ? hombros de sus vasallos; tenian muchas mujeres, eran ricos de oro y plata y piedras y ropa y ganados. En aquellos tiempos, serv?anse con pompa; delante dellos iban truhanes y decidores; en sus casas tenian porteros; usaban de muchas religiones. Dellos, de voluntad se ofrecieron al Inca, y otros, se pusieron en armas contra ?l; mas, al fin, ?l qued? por soberano Se?or dellos todos y monarca. No les quit? sus libertades ni costumbres viejas, conque usasen de las suyas, que de fuerza ? de grado se habian de guardar. Quedaron indios diestros que les impusieran en lo que el rey queria que supiesen, y en aprender la lengua general tuvieran cuidado grande. Pusi?ronse mitimaes, y por los caminos, postas; cada valle tributaba moderadamente lo que dar de tributo podia que en su tierra, sin lo ir ? buscar ? la agena, hobiese; ? ellos guard?base la justicia, mas cumplian lo que prometian; cuando n?, el da?o era suyo y el Inca cobraba enteramente sus rentas. Se?or?o no se tir? ? se?or natural ninguno, pero sac?ronse de los hombres de los valles muchos, poni?ndose de los unos en los otros, y para llevar ? otras partes para los oficios que dicho se han.

Di?se el Inca ? andar por los dem?s valles con el mejor ?rden que podia, sin consentir que da?o ninguno fuese hecho en los pueblos ni en los campos de las tierras por do pasaban; y los naturales tenian mucho bastimento en los dep?sitos y aposentos que por los caminos estaban hechos. Y con esta ?rden, el Inca anduvo hasta que lleg? al valle de Pachacama, donde estaba el templo tan antiguo y devoto de los Yuncas, muy deseado de ver por ?l; y como lleg? ? aquel valle, afirman que solamente quisiera que hubiera el templo del sol, m?s como aquel era tan honrado y tenido por los naturales, no se atrevi?, y content?se con que se hiciese casa del sol grande y con mamaconas y sacerdotes, para que hiciesen sacrificios conforme ? su religion. Muchos indios dicen que el mesmo Inca habl? con el demonio que estaba en el ?dolo de Pachacama, y que le oy? como era el hacedor del mundo, y otros desatinos que no pongo por no convenir; y que el Inca le suplic? le avisase con qu? servicio seria m?s honrado y alegre, y que respondi? que le sacrificasen mucha sangre humana y de ovejas.

Pasado lo sobredicho, cuentan que fueron hechos grandes sacrificios en Pachacama por Tupac Inca Yupanqui, y grandes fiestas; las cuales pasadas, di? la vuelta al Cuzco por un camino que se le hizo, que va ? salir al valle de Xauxa, que atraviesa por la nevada sierra de Pariacaca, que no es poco de ver y notar su grandeza, y cu?n grandes escaleras tiene, y hoy dia se ven por entre aquellas nieves, para la poder pasar. Y visitando las provincias de la serran?a, y proveyendo y ordenando lo que m?s convenia para la buena gobernacion, alleg? al Cuzco, ? donde fu? recebido con grandes fiestas y bailes, y se hicieron en el templo grandes sacrificios por sus victorias.

La provincia de Chincha fu? en lo pasado gran cosa en este reino del Per?, y muy poblada de gente, tanto, que ?ntes deste tiempo habian con sus capitanes salido y allegado al Collao, donde, con grandes despojos que hobieron, dieron la vuelta ? su provincia, donde estuvieron y fueron siempre estimados de los comarcanos, y temidos. El Inca padre de Tupac Inca, se dice que envi? desde los Soras un capitan con gente de guerra, llamado Capac Inca, ? que procurase atraer ? los de Chincha al se?or?o suyo; mas, aunque fu? y lo procur?, fu? poca parte, porque se pusieron en arma, y de tal manera se querian defender, quel orejon, lo mejor que pudo, se volvi?; y estuvieron sin ver capitan del Inca ninguno hasta que Tupac Inca los sojuzg?, ? lo quellos mesmos cuentan; porque yo no s? en esto m?s de lo que ellos mismos cuentan.

Volviendo al prop?sito, como Tupac Inca hobiese llegado al Cuzco, como se ha escripto, despues de se haber holgado y d?dose ? sus pasatiempos los dias que le pareci?, mand? de nuevo hacer llamamiento de gente, con intencion de acabar de se?orear los indios de Los Llanos. Su mandado se cumpli?, y prestamente parecieron en el Cuzco los capitanes de las provincias con la gente de guerra que habian de traer, y despues de puesto en ?rden lo de la ciudad y lo que m?s el rey habia de proveer, sali? del Cuzco y abaj? ? Los Llanos por el camino de Guaytaray. Sabiendo de su ida, muchos le aguardaban con intencion de le tomar por Se?or, y muchos con voluntad de le dar guerra y procurar de conservar en la libertad que tenian. En los valles de los Nazcas habia copia de gente y apercibidos de guerra.

Llegado Tupac Inca, hobo embajadas y pl?ticas entre unos y otros, y aunque hubo algunas porf?as y guerrilla, se contentaron con lo que el Inca dellos quiso por cimiento : que se hiciesen casas fuertes y que hobiese mitimaes, y pagar lo que de tributo les pusieron. Y de aqu? fu? el Inca al valle de Ica, ? donde hall? resistencia m?s que en lo de la Nazca; mas, su prudencia bast? hacer, sin guerra, de los enemigos amigos, y se allanaron como los pasados. En Chincha estaban aguardando si el Inca iba ? su valle, puestos m?s de treinta mill hombres ? punto de guerra, y esperaban favores de los vecinos. Tupac Inca, como lo supo, les envi? mensajeros, con grandes presentes para los se?ores y para los capitanes y principales, diciendo ? los embajadores que de su parte les hiciesen grandes ofrecimientos, y qu?l no queria guerra con ellos, sino paz y hermandad, y otras cosas desta suerte. Los de Chincha oyeron lo que el Inca decia, y recibi?ronle sus presentes, y fueron para ?l algunos principales con lo que habia en el valle, y hablaron con ?l y trataron el amistad, de tal manera, que se asent? la paz, y los de Chincha dejaron las armas y recibieron ? Tupac Inca, que luego movi? para Chincha. Esto cuentan los mesmos indios de Chincha y los orejones del Cuzco; otros indios de otras provincias he oido que lo cuentan de otra manera, porque dicen que hobo grande guerra; m?s yo creo que sin ella qued? por Se?or de Chincha.

Llegado el Inca ? aquel valle, como tan grande y hermoso lo vi?, se alegr? mucho. Loaba las costumbres de los naturales, y con palabras amorosas les rogaba que tomasen de las del Cuzco las que viesen que les cuadraban, y ellos le contentaron y obedecieron en todo; y dado asiento en lo que se habia de hacer, parti? para Ica, de donde fue ? lo que llaman del Guarco, porque supo questaban aguard?ndole de guerra; y as? era la verdad, porque los naturales de aquellos valles, teniendo en poco ? sus vecinos porque as? se habian amilanado y, sin ver porqu?, dado la posesion de sus tierras ? rey estra?o, y con mucho ?nimo se juntaron, habiendo hecho casas fuertes y pucaraes en la parte perteneciente para ello, cerca de la mar, en donde pusieron sus mujeres, y hijos. Y andando el Inca con su gente en ?rden, alleg? ? donde estaban sus enemigos, y les envi? sus embajadas con grandes partidos, y algunas veces con amenazas y fieros; mas, no quisieron pasar por la ley de sus comarcanos, que era reconoscer ? extranjeros, y entre unos y otros, al uso destas partes, se trab? la guerra y pasaron grandes cosas entre ellos. Y como viniese el verano y hiciesen grandes calores, adolesci? la gente del Inca, que fu? causa que le convino retirar; y as?, con la m?s cordura que pudo, lo hizo; y los del Guarco salieron por su valle, y cogieron sus mantenimientos y comidas, y tornaron ? sembrar los campos, y hacian armas, y aparej?banse para, si del Cuzco viniesen contra ellos, que los hallasen apercebidos.

Tupac Inca revolvi? sobre el Cuzco; y como los hombres sean de tan poca constancia, como vieron que los del Guarco se quedaron con lo que intentaron, comenz? ? haber novedades entre algunos dellos, y se rebelaron algunos y apartaron del servicio del Inca.--Estos eran naturales de los valles de la mesma costa.--Todo fu? ? oido del rey, y lo que quedaba de aquel verano, entendi? en hacer llamamiento de gente y en mandar salir orejones para que fuesen por todas partes del reino ? visitar las provincias, y determin? de ganar el se?orio del Guarco, aunque sobre ello se le recreciese notorio da?o. Y como viniese el oto?o y fuese pasado el calor del est?o, con la m?s gente que pudo juntar, abaj? ? Los Llanos y envi? sus embajadores ? los valles dellos, afe?ndolos su poca firmeza en presumir de se levantar contra ?l, y amonest?les que estuviesen firmes en su amistad, donde n?, certific?les que la guerra les haria cruel. Y como llegase al principio del valle del Guarco, en las haldas de una sierra, mand? ? sus gentes fundar una ciudad ? la cual puso por nombre Cuzco, como ? su principal asiento, y las calles y collados y plazas tuvieron el nombre que las verdaderas. Dijo, que hasta quel Guarco fuese ganado y los naturales sujetos suyos, habia de permanecer la nueva poblacion, y que en ella siempre habia de haber gente de guarnicion; y luego que se hobo hecho lo que en aquello se orden?, movi? con su gente ? donde estaban los enemigos, y los cerc?, y tan firmes estuvieron en su prop?sito, que jam?s querian venir ? partido ninguno, y tuvieron su guerra, que fu? tan larga, que dicen que dur? tres a?os, los veranos de los cuales el Inca se iba al Cuzco, dejando gente de guarnicion en el nuevo Cuzco que habia hecho, para que siempre estuviese contra los enemigos.

Y as?, los unos por ser se?ores, y los otros por no ser siervos, procuraban de salir con su intencion; pero al fin, al cabo de los tres a?os, los del Guarco fueron enflaqueciendo, y el Inca, que lo conoci?, les envi? de nuevo embajadores que les dijiesen que fuesen todos amigos y compa?eros, quel no queria sino casar sus hijos con sus hijas, y por el consiguiente, sustener en todo confederacion con gran igualdad; y otras cosas dichas con enga?o, paresci?ndole ? Tupac Inca que merescian grand pena por haberle dado tanto trabajo; y los del Guarco, paresci?ndoles que ya no podrian sustentarse muchos dias, y que con las condiciones hechas por el Inca ser?a mejor gozar de tranquilidad y sosiego, concedieron en lo que el rey Inca queria; que no debieran, porque dejando el fuerte, fueron los m?s principales ? le hacer reverencia, y sin m?s pensar, mand? ? sus gentes que los matasen ? todos, y ellos con gran crueldad lo pusieron por obra, y mataron ? todos los principales y hombres m?s honrados dellos que all? estaban, y en los que no lo eran, tambien se ejecut? la sentencia; y mataron tantos como hoy dia lo cuentan los descendientes dellos y los grandes montones de huesos que hay son testigos; y creemos, que lo que sobre esto se cuenta es lo que veis escripto.

Hecho esto, mando hacer el rey Inca una agraciada fortaleza tal y de tal manera que yo cont? en la Primera parte. Asentado el valle y puestos mitimaes y gobernador, habiendo oido las embajadas que le vinieron de los Yuncas y de muchos serranos, mand? ruinar el nuevo Cuzco que se habia hecho, y con toda su gente di? la vuelta para la ciudad del Cuzco, donde fu? recebido con gran alegria, y se hicieron grandes sacrificios con alabanza suya en el templo y or?culos, y por el consiguiente se alegr? el pueblo con fiestas y borracheras y t?quis solenes.

Como Tupac Inca hobiese llegado al Cuzco con tan grandes victorias como se ha escripto, estuvo algunos dias holg?ndose en sus banquetes y borracheras con sus mujeres y mancebas, que eran muchas, y con sus hijos, entre los cuales se criaba Guayna Capac, el que habia de ser rey, y salia muy esforzado y brioso. Pasadas las fiestas, el gran Tupac Inca pens? de dar vista al Collao y se?orear la tierra que m?s pudiese de adelante; y para hacerlo, mand? que se apercebiesen en todas partes gentes, y se hiciesen muchos toldos para dormir en los lugares desiertos. Y comenzaron ? venir con sus capitanes, y aloj?banse ? la redonda del Cuzco, sin entrar en la ciudad otros que los que la ley no proibia, y ? los unos y ? los otros proveian cumplidamente de todo lo necesario, teniendo en ello cuenta grande los gobernadores y proveedores de la mesma ciudad. Y como se hobiesen juntado todos los que habian de ir ? la guerra, se hicieron sacrificios ? sus dioses, conforme ? su ceguedad, poniendo ? los adivinos que supiesen de los or?culos el fin de la guerra; y hecho un convite general y muy espl?ndido, sali? del Cuzco Tupac Inca, dejando en la ciudad su lugarteniente y su hijo mayor Guayna Capac, y con grand repuesto y majestad, camin? por lo de Collasuyo, visitando sus guarniciones y tambos reales, y holg?se por los pueblos de los Canas y Canches.

Entrando en lo de Collao, anduvo hasta Chucuito, donde los se?ores de la tierra se juntaron ? le hacer fiesta; y habia con su buena ?rden todo recaudo y abasto de mantenimientos, sin que faltase ? m?s de trescientas mill personas que iban en sus reales. Algunos se?ores del Collao se ofrecieron de ir por sus personas con el mesmo Inca, y con los que se?al?, entr? en el palude de Titicaca, y lo? ? los que entendian en las obras de los edificios que su padre mand? hacer, cu?n bien lo habian hecho. En el templo hizo grandes sacrificios, y di? al ?dolo y sacerdotes dones ricos, conforme ? tan gran se?or como ?l era. Volvi? ? su gente y camin? por toda la provincia del Collao hasta salir della; envi? sus mensajeros ? todas las naciones de los Charcas, Carangas y m?s gentes que hay en aquellas tierras. D?llas, unos le acudian ? servir y otros ? le dar guerra, mas, aunque se la dieron, su potencia era tanta, que bast? ? los sojuzgar, usando con los vencidos de gran clemencia, y con los que se venian, de mucho amor. En Paria mand? hacer edificios grandes, y lo mesmo en otras partes. Y cierto debieron pasar ? Tupac Inca cosas grandes, muchas de las cuales priva el olvido, por la falta que tienen de letras, y yo pongo sumariamente algo de lo mucho que sabemos, por lo que oimos y vemos, los que ac? estamos, que pas?.

Yendo victorioso adelante de los Charcas, atraves? muchas tierras ? provincias y grandes despoblados de nieve, hasta que lleg? ? lo que llamamos Chile, y se?ore? y conquist? todas aquellas tierras, en las cuales dicen que llegaron al rio de Maule. En lo de Chile hizo algunos edificios, y tribut?ronle de aquellas comarcas mucho oro en tejuelos. Dej? gobernadores y mitimaes, y puesto en ?rden lo que habia ganado, volvi? al Cuzco.

H?cia la parte de Levante envi? orejones avisados, en h?bito de mercaderes, para que mirasen las tierras que hobiese y qu? gentes las mandaban; y ordenadas estas otras cosas, volvi? al Cuzco; de donde afirman que torn? ? salir ? cabo de algunos dias, y con la gente que convino llevar, entr? en los Andes, y pas? grand trabajo por la espesura de la monta?a, y conquist? algunos pueblos de aquella region, y mand? sembrar muchas sementeras de coca, y que la llevasen al Cuzco, donde ?l di? la vuelta.

Y dicen que pasados pocos dias, le di? cierto mal que le caus? la muerte, y que encomendando ? su hijo la gobernacion del reino y ? sus mujeres ? hijos, y diciendo otras cosas, muri?. Y se hicieron grandes lloros y tan notable sentimiento desde Quito hasta Chile, ques extra?a cosa de oir ? los indios lo que sobre ello cuentan.

Adonde, ni en qu? lugar est? enterrado no lo dicen. Cuentan que se mataron grand n?mero de mujeres y servidores y pajes para meter con ?l, con tanto tesoro y pedrer?a, que debi? montar m?s de un millon; y seria poco, pues los se?ores particulares se enterraban algunos con m?s de cient mill castellanos. Sin la gente tanta que metieron en su sepultura, se ahorcaron y enterraron muchas mujeres y hombres en partes diversas del reino, y en todas partes se hicieron lloros por un a?o entero y se tresquilaron las m?s de las mujeres, poni?ndose todas sogas de esparto; y acabado el a?o, se vinieron ? hacer sus honras. Y lo que dicen que usaban hacer no lo quiero poner, porque son gentilidades; y los chripstianos questaban en el Cuzco el a?o de mill y quinientos y cincuenta, acu?rdense de lo que vieron que se hizo por las honras y cabo de a?o de Paulo Inca, con se haber vuelto chripstiano, y sacar?n lo que seria en tiempo del reinado de los reyes pasados, ?ntes que perdiesen su se?or?o.

Era Guayna Capac, segun dicen muchos indios que le vieron y conocieron, de no muy grand cuerpo, pero doblado y bien hecho; de buen rostro y muy grave; de pocas palabras, de muchos hechos; era justiciero y castigaba sin templanza. Queria ser tan temido, que de noche le so?aran los indios. Comia como ellos usan, y as? vivia vicioso de mujeres, si as? se le puede decir; o?a ? los que le hablaban bien, y cre?ase muy de ligero: privaron con ?l mucho los aduladores y lisonjeros, que entre ellos no faltaban, ni hoy deja de haber; y daba oidos ? mentiras, que fu? causa que muchos murieron sin culpa. A los mancebos que tentados de la carne dormian con sus mujeres ? mancebas, ? con las que estaban en el templo del sol, luego los mandaba matar ? ellos, y ? ellas castigo igual. A los que ?l castig? por alborotos y motines, priv? de las haciendas, d?ndolas ? otros; por otras causas, era el castigo en las personas solamente.--Mucho desto disimulaba su padre, especial lo de las mujeres, que cuando se tomaba alguno con ellas, decia que eran mancebos.--Su madre de Guayna Capac, se?ora principal, mujer y hermana que fu? de Tupac Inca Yupanqui, llamada Mama Ocllo, dicen que fu? de mucha prudencia, y que avis? ? su hijo de muchas cosas que ella vi? hacer ? Tupac Inca, y que le queria tanto, que le rog? no se fuese ? Quito ni ? Chile, hasta que ella fuese muerta; y as?, cuentan que por le hacer placer y obedecer ? su mandado, estuvo en el Cuzco sin salir hasta que ella muri? y fu? enterrada con grand pompa, meti?ndose en su sepultura muchos tesoros y ropa fina y de sus mujeres y servidores. Los m?s tesoros de los Incas muertos y heredades, que llaman ch?caras, todo estaba entero desde el primero, sin que ninguno osase gastarlo ni tocarlo, porque entre ellos no tenian guerras ni necesidades que el dinero hobiese de las remediar; por donde creemos que hay grandes tesoros en las entra?as de la tierra perdidos; y as? estar?n para siempre, si de ventura, alguno, edificando ? haciendo otra cosa, no topare con algo de lo mucho que hay.

Guayna Capac habia mandado parescer delante de s? ? los principales se?ores de los naturales de las provincias, y estando su C?rte llena dellos, tom? por mujer ? su hermana Chimbo Ocllo, y por ello se hicieron grandes fiestas, dejando los lloros que por la muerte de Tupac Inca se hacian. Y acabadas, mand? que se saliesen con ?l hasta cincuenta mill hombres de guerra, con los cuales queria ir acompa?ado para ir ? visitar las provincias de su reino. Como lo mand?, se puso por obra, y sali? del Cuzco con m?s pompa y autoridad que su padre; porque las andas serian tan ricas, ? lo que afirman los que llevaron el rey en sus hombros, que no tuvieran precio las piedras preciosas tan grandes y muchas que iban en ellas, sin el oro de que heran hechas. Y fu? por las provincias de Xaquixaguana y Andaguaylas, y alleg? ? los Soras y Lucanas, donde envi? embajadas ? muchas partes de los llanos y sierras, y tuvo respuesta dellos y de otras, con grandes presentes y ofrecimientos.

Volvi? desde aquellos lugares al Cuzco, donde estuvo entendiendo en hacer grandes sacrificios al sol y ? los que m?s tenian por dioses, para que le fuesen favorables en la jornada que queria hacer, y di? grandes dones ? los ?dolos de los guacas; y supo de los adivinos, por los dichos de los demonios, ? porque ellos lo inventaron, que le habia de suceder pr?speramente en las jornadas que hacer queria, y que volveria al Cuzco con grande honra y provecho. Esto acabado, de muchas partes vinieron gentes con sus armas y capitanes, por su mandado, y alojados, de la ciudad eran proveidos.

En el edificio de la fortaleza se entendia, sin dejar de labrar dia ninguno los para ello se?alados. En la plaza del Cuzco se puso la grand maroma de oro, y se hicieron grandes bailes y borracheras, y, junto ? la piedra de la guerra, se nombraron capitanes y mandones, conforme ? su costumbre; y orden?ndoles, hizo un parlamento Guayna Capac, bien ordenado y dicho con palabras vehementes, sobre que le fuesen leales as? los que iban con ?l, como los que quedaban. Respondieron que de su servicio no se partirian, el cual dicho lo? y di? esperanzas de les hacer mercedes largas. Y estando aparejado lo que para la jornada era menester, sali? del Cuzco con toda la gente de guerra que se habia juntado, y por un camino grande, tan soberbio como hoy dia paresce, pues todos los de ac? lo vemos y andamos por ?l, anduvo h?cia el Collao, mostrando por las provincias donde pasaba tener en poco los grandes servicios que le hacian; porque dicen que decia que ? los Incas todo se les debia. Entendia en saber lo que le daban de tributo, y la posibilidad de la provincia; recogi? muchas mujeres, las m?s hermosas que se podian hallar; dellas tomaba para s?, y otras daba ? sus capitanes y privados; las dem?s eran puestas en el templo del sol y all? guardadas.

Entrando en el Collao, le trajeron cuenta de las grandes manadas que tenia de ganados, y cu?ntas mill cargas de lana fina se llevaban por a?o ? los que hacian la ropa para su casa y servicio. En la isla de Titicaca entr? y mand? hacer grandes sacrificios. En Chuquiabo, mand? que estuviesen indios estantes con sus veedores ? sacar metal de oro con la ?rden y regimiento que se ha escripto. Pasando adelante, mand? que los Charcas y otras naciones hasta los Chichas, sacasen cantidad grande de pastas de plata, que se llevasen al Cuzco por su cuenta, sin que nada faltase; trasport? algunos mitimaes de una parte en otra, aunque habia dias que estaban alojados; mandaba que todos trabajasen y ninguno holgase, porque decia que la tierra donde habia holgazanes, no pensaban otra cosa sin? c?mo buscar esc?ndalos y corromper la honestidad de las mujeres. Por donde pasaba, mandaba edificar tambos y plazas, dando con su mano la traza; reparti? los t?rminos ? muchas provincias y l?mite conocido, para que, por aventajallo, no viniesen ? las manos. Su gente de guerra, aunque era tanta, iba tan corregida, que no salia de los reales un paso; por donde pasaban, los naturales proveian de lo necesario tan cumplidamente, que era m?s lo que sobraba que lo que se gastaba. En algunos lugares edificaron ba?os, y en otros cotos, y por los desiertos se hicieron grandes casas. Por todas partes quel Inca pasaba, dejaba hechas tales cosas, que es admiracion contarlas. Al que erraba castigaba sin dejar pasar por alto nada, y gratificaba ? quien bien le servia.

Ordenado estas cosas y otras, pas? de las provincias subjetas agora ? la Villa de la Plata, y por lo de Tucuman envi? capitanes con gente de guerra ? los Chiriguanaes; mas no les fue bien, porque volvieron huyendo. Por otra parte, h?cia la mar del Sur, envi? m?s gente con otros capitanes, ? que se?oreasen los valles y pueblos que del todo su padre no pudo conquistar. El fu? caminando con toda su gente h?cia Chile, acabando de domar, por donde pasaba, las gentes que habia. Pas? gran trabajo por los despoblados, y fu? mucha la nieve que sobre ellos cay?; llevaban toldos con que se guarescer y muchos yanaconas y mujeres de servicio. Por todas estas nieves se iba haciendo el camino, ? ya estaba hecho, y bien limpio, y postas puestas por ?l.

Alleg? ? lo que llamaban Chile, ? donde estuvo m?s de un a?o entendiendo en refrenar aquellas naciones y asentarlas de todo punto; mand? que le sacasen la cantidad que se?al? de tejuelos de oro; y los mitimaes fueron puestos, y trasportadas muchas gentes de aquellas de Chile de unas partes en otras. Hizo, en algunos lugares, fuertes y cercas ? su uso, que llaman pucaraes, para la guerra que con algunos tuvo. Anduvo mucho m?s por la tierra que su padre, hasta que dijo que habia visto el fin della, y mand? hacer memorias por muchos lugares para que en lo futuro se entendiese su grandeza, y formas de hombres crecidos.

Puesto en razon lo de Chile, y hecho lo que convino, puso sus delegados y gobernadores, y mand? que siempre avisasen en la c?rte del Cuzco lo que pasara en aquella provincia. Encarg?les que hiciesen justicia y que no consintiesen motin ni alboroto que no matasen los movedores sin dar la vida ? ninguno.

Volvi? al Cuzco, ? donde fu? recebido de la ciudad honradamente y los sacerdotes del templo de Curicancha le dieron muchas bendiciones, y ?l alegr? al pueblo con grandes fiestas que se hicieron. Y nac?anle muchos hijos, los cuales criaban sus madres, entre los cuales naci? Atahuallpa, segund la opinion de todos los indios del Cuzco, que dicen ser as?, y llam?base su madre Tuta Palla, natural de Quillaco, aunque otros dicen ser del linaje de los Orencuzcos; y siempre, desde que se cri?, anduvo Atahuallpa con su padre, y era de m?s edad que Guascar.

Como Guayna Capac se hobiese holgado algunos meses en el Cuzco, y en ?l se hobiesen juntado los sacerdotes de los templos y adivinos de los or?culos, mand? hacer sacrificios, y la ofrenda de la capacocha se hizo bien grande y rica, y volvieron bien llenos de oro los burladores de los hechiceros. A cada uno daban respuesta como les parescia que el rey ser?a m?s contento. Lo cual con otras cosas pasado, mand? Guayna Capac que se entendiese en hacer un camino m?s real, mayor y m?s ancho que por donde fu? su padre, que llegase hasta Quito, ? donde tenia pensado de ir; y que los aposentos ordinarios y dep?sitos de las postas se pasasen ? ?l. Para que por todas las tierras se supiese ser esto su voluntad, salieron correos ? lo avisar, y luego fueron orejones ? lo mandar cumplir, y se hizo un camino el m?s soberbio y de ver que hay en el mundo, y m?s largo, porque salia del Cuzco y allegaba ? Quito y se juntaba con el que iba ? Chile. Igual ? ?l, creo yo que desde que hay memoria de gente, no se ha leido de tanta grandeza como tuvo este camino, hecho por valles hondos y por sierras altas, por montes de nieve, por tremedales de agua y por pe?a viva y junto ? rios furiosos; por estas partes iba llano y empedrado, por las laderas bien sacado, por las sierras deshechado, por las pe?as socavado, por junto ? los rios sus paredes, entre nieves con escalones y descansos; por todas partes limpio, barrido, descombrado, lleno de aposentos, de dep?sitos de tesoros, de templos del sol, de postas que habia en este camino. ?Oh! ?Qu? grandeza se puede decir de Alexandre, ni de ninguno de los poderosos reyes que el mundo mandaron que tal camino hiciesen, ni inventasen el proveimiento que en ?l habia? No fu? nada la calzada que los romanos hicieron, que pasa por Espa?a, ni los otros que leemos, para que con este se comparen. Y h?zose hasta en m?s poco tiempo de lo que se puede imaginar; porque los Incas, m?s tardaban ellos en mandarlo, que sus gentes en ponerlo por obra.

Habian proveido los delegados y gobernadores que asistian en las cabeceras de las provincias, que de todas las partes acudiesen bastimentos y armas, y todo lo dem?s que siempre se recogia y guardaba para cuando se hacia guerra; y as? hincheron todos los grandes aposentos y dep?sitos de todo ello, de manera, que de cuatro ? cuatro leguas, que era la jornada, estaba entendido que se habia de hallar proveimiento para toda esta multitud de gente, sin que faltase, sino que sobrase m?s de lo que ellos gastasen y las mujeres, y muchachos y hombres que servian personalmente de lo que les era mandado, y que llevaban el repuesto del Inca y el bagaje de la gente de guerra de un tambo ? otro, donde estaba el proveimiento que en el pasado.

Como saliese Guayna Capac, por el camino que por su mandado se habia mandado hacer, del Cuzco, anduvo hasta que lleg? ? lo de Vilcas, donde par? algunos dias en los aposentos que le habian hecho pegados con los de su padre; y holg?se de ver que estaba el templo del sol acabado, y dej? cantidad de oro y pastas de plata para joyas y vasos; mand? que se tuviese grand cuidado del proveimiento de las mamaconas y sacerdotes. Sobi?se ? hacer oracion en un terrado galano y primo que para ello se habia hecho; sacrificaron, conforme ? su ceguedad, lo que usaban, y mataron muchos animales y aves, con algunos ni?os y hombres, para aplacar ? sus dioses.

Esto hecho, sali? de aquel lugar con su gente el rey, y no par? hasta el valle de Xauxa, donde habia alguna controversia y division sobre los l?mites y campos del valle, entre los mismos que d?l eran se?ores. Como Guayna Capac lo entendi?, despues de haber hecho sacrificios, como en Vilcas, mand? juntar los se?ores Alaya, Cucichuca, Guacaropa y entre ellos con equidad reparti? los campos de la manera que hoy dia lo tienen. A los Yauyos envi? embajadas; lo mismo hizo ? los Yuncas, y ? Bonbon envi? algunos dones ? los se?ores naturales de aquella tierra; porque, como tenian fuerza en la laguna, en partes que nadaban, hablaban sueltamente, y por rigor no quiso hablar con ellos hasta ver la suya. Los se?ores de Xauxa le hicieron grandes servicios, y algunos de los capitanes y gente de guerra le fueron acompa?ando; y anduvo hasta Bonbon, donde par? poco, porque quiso ir ? Caxamalca, m?s aparejado lugar para descansar y comarcano con provincias grandes y muy altas. Y por el camino siempre le venian gentes con grandes embajadas y presentes.

Como lleg? ? Caxamalca, par? algunos dias para descansar del camino, y mand? que su gente de guerra se alojase ? la redonda de aquella tierra, y que comiese lo que recogido en los dep?sitos estaba; y con la gente que le paresci? entr? por los Guancachupachos, y tuvo r?cia guerra, porque no del todo quedaron los naturales de all? en gracia de su padre y conformidad; mas, tanto pudo, que lo allan? y sojuzg?, poniendo gobernadores y capitanes, y eligiendo de los naturales se?ores, para que mandasen las tierras, los que m?s les paresci?; porque ellos, de antig?edad, no conocian se?ores ? otros que los que, siendo m?s poderosos, se levantaban y acaudillaban para hacer guerra, y otorgaban paz cuando ellos querian. En los Chachapoyas hall? Guayna Capac gran resistencia; tanto, que por dos veces volvi? huyendo desbaratado ? los fuertes que para su defensa se hacian; y con favores que le vinieron, se revolvi? sobre los Chachapoyanos y los quebrant? de tal manera, que pidieron paz, cesando por su parte la guerra. Di?se con condiciones provechosas al Inca, que mand? pasar muchos dellos ? que residiesen en el mesmo Cuzco, cuyos descendientes hoy viven en la mesma ciudad; tom? muchas mujeres, porque son hermosas y agraciadas y muy blancas; puso guarniciones ordinarias con soldados mitimaes, para que estuviesen por frontera; dej? gobernador en lo principal de la comarca; provey? lo que m?s ellos usaban; castig? ? muchos de los principales, porque le dieron guerra; lo cual hecho, ? Caxamalca se volvi?, donde prosigui? su viaje, y puso en ?rden las provincias de Caxas, Ayahuaca, Guancabanba y las dem?s que con ellas confinan.

P?blico es entre muchos naturales de estas partes que Guayna Capac entr? por la tierra que llamamos Bracamoros, y que volvi? huyendo de la furia de los hombres que en ella moran; los cuales se habian acaudillado y juntado para defender ? quien los fuese ? enojar; y, sin los orejones del Cuzco, cuenta esto el se?or de Chincha, y algunos principales del Collao y los de Xauxa. Y dicen todos, que yendo Guayna Capac acabando de asentar aquellas tierras por donde su padre pas? y que habia sojuzgado, supo de c?mo en los Bracamoros habia muchos hombres y mujeres que tenian tierras f?rtiles, y que bien adentro de la tierra habia una laguna y muchos rios, llenos de grandes poblaciones. Cobdicioso de descubrir y ganoso de se?orear, tomando la gente que le paresci?, con poco bagaje, mand? caminar para all?, dejando el campo alojado por los tambos reales, y encomendado ? su capitan general. Entrando en la tierra, iban abriendo el camino con asaz trabajo, porque pasada la cordillera de los promontorios nevados, dieron en la monta?a de los Andes y hallaron rios furiosos que pasar, y caian muchas aguas del cielo. Todo no fu? parte para que el Inca dejase de llegar ? donde los naturales por muchas partes puestos en sus fuertes le estaban aguardando, desde donde le mostraban sus verg?enzas, afe?ndole su venida; y comenzaron la guerra unos y otros, y tantos de los b?rbaros se juntaron, los m?s desnudos sin traer ropas, ? lo que se afirmaba, que el Inca determin? de se retirar, y lo hizo sin ganar nada en aquella tierra. Y los naturales que lo sintieron, le dieron tal priesa, que ? paso largo, ? veces haciendo rostro, ? veces enviando presentes, se descabull? dellos y volvi? huyendo ? su reino, afirmando que se habia de vengar de los rabudos; lo cual decia, porque algunos traian las maures largas que les colgaban por encima de las piernas.

Desde estas tierras, donde ya habia reformado, se afirma tambien que envi? capitanes con gente la que bast?, ? que viesen la costa de la mar lo que habia ? la parte del Norte, y que procurasen de atraer ? su servicio los naturales de Guayaquil y Puerto Viejo; y que estos anduvieron por aquellas comarcas, en las cuales tuvieron guerra y algunas batallas, y en unos casos quedaban vencedores, y en otros no del todo; y ans? anduvieron hasta Collique, donde toparon con gentes que andaban desnudas y comian carne humana, y tenian las costumbres que hoy tienen y usan los comarcanos al rio de Sant Juan; de donde dieron la vuelta, sin querer pasar adelante, ? dar aviso ? su rey, que con toda su gente habia llegado ? los Ca?ares; ? donde se holg? en estremo, porque dicen nacer all?, y que hall? hechos grandes aposentos y tambos, y mucho proveimiento, y envio embajadas ? que le viniesen ? ver de las comarcas; y de muchos lugares le vinieron embajadores con presentes.

Tengo entendido que, por cierto alboroto que intentaron ciertos pueblos de la comarca del Cuzco, lo sinti? tanto, que, despues de haber quitado las cabezas ? los principales, mand? expresamente que los indios de aquellos lugares trajiesen de las piedras del Cuzco la cantidad que se?al?, para hacer en Tomebamba unos aposentos de mucho primor, y que con maromas las trujiesen; y se cumpli? su mandamiento. Y decia muchas veces Guayna Capac, que las gentes destos reinos, para tenellos bien sojuzgados, convenia, cuando no tuviesen que hacer ni que entender, hacerles pasar un monte de un lugar ? otro; y ?un del Cuzco mand? llevar piedras y losas para edificios del Quito, que hoy dia tienen en los edificios que las pusieron.

De Tomebamba sali? Guayna Capac y pas? por los Puruaes, y descans? algunos dias en Riobamba, y en Mocha y en La Tacunga descansaron sus gentes y tuvieron bien que beber del mucho brebaje que para ellos estaba aparejado y recogido de todas partes. Aqu? fu? saludado y visitado de muchos se?ores y capitanes de la comarca, y envi? orejones fu? el de su linaje ? que fuesen por la costa de Los Llanos y por la serran?a ? tomar cuenta de los quiposcamayos, que son sus contadores, de lo que habia en los dep?sitos, y ? que supiesen c?mo se habian con los naturales los quel tenia puestos por gobernadores, y si eran bien proveidos los templos del sol y los or?culos y guacas que habia en todo lugar; y al Cuzco envi? sus mensajeros para que ordenasen las cosas que dejaba mandadas y en todo se cumpliese su voluntad. Y no habia dia que no le venian correos, no uno ni pocos, sino muchos, del Cuzco, del Collao, de Chile y de todo su reino.

De La Tacunga anduvo hasta que alleg? ? Quito, donde fu? recebido, ? su modo y usanza, con grandes fiestas, y le entreg? el gobernador de su padre los tesoros, que eran muchos, con la ropa fina y cosas m?s que ? su cargo eran; y honr?le con palabras, loando su fidelidad, llam?ndole padre y que siempre le estimaria conforme ? lo mucho que ? su padre y ? ?l habia servido. Los pueblos comarcanos ? Quito enviaron muchos presentes y bastimento para el rey, y mand? que en el Quito se hiciesen m?s aposentos y m?s fuertes de los que habia; y p?sose luego por obra, y fueron hechos los que los nuestros hallaron cuando aquella tierra ganaron.

Unos de los orejones afirman, que Guayna Capac desde el Quito volvi? al Cuzco por Los Llanos hasta Pachacama, y otros que no, pues qued? en el Quito hasta que muri?. En esto, inquerido lo que es m?s cierto, lo porn? conforme ? como lo o? ? algunos principales que se hallaron por sus personas con ?l en esta guerra; que dicen, que estando en el Quito, le vinieron de muchas partes embajadores ? congratularse con ?l en nombre de sus tierras; que teniendo, y habiendo tomado seguro y por muy pac?fico ? las provincias de la serran?a, pens? que ser?a bien hacer jornada ? las provincias de Puerto Viejo y ? lo que llamamos Guayaquil, y ? los Yuncas, y tomando su consejo con sus capitanes y principales, aprobaron su pensamiento y aconsejaron que lo pusiera por obra. Quedaron en el Quito muchas de sus gentes; con la que convino sali?, y entr? por aquellas tierras, en donde tuvo con algunos moradores dellas algunas refriegas; pero, al fin, unos y otros quedaron en su servicio y puestos en ellas gobernadores y mitimaes.

Pues pasando adelante, hizo en Chimo y en Gua?ape, Guarmey, Guaura, Lima y en los m?s valles, lo qu?l era servido que hiciesen; y como llegase ? Pachacama, hizo grandes fiestas y muchos bailes y borracheras; y los sacerdotes, con sus mentiras, le decian las maldades que solian, inventadas con su astucia, y a?n algunas por boca del mesmo Demonio, que en aquellos tiempos es p?blico hablaba ? estos tales; y Guayna Capac les di?, ? lo que dicen, m?s de cient arrobas de oro y mill de plata y otras joyas y esmeraldas, con que se adorn? m?s de lo que estaba el templo del sol y el antiguo de Pachacama.

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