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Read Ebook: An Introduction to the Study of Comparative Religion by Jevons F B Frank Byron

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Ebook has 753 lines and 80576 words, and 16 pages

All? est?n las pur?simas mujeres Que, encerradas en santos monasterios, Conversaron del cielo con los seres De la virtud sondando los misterios: Que oyeron en sus m?sticos placeres De los santos Querubes los salterios Y cuyo coraz?n, libre de amores, Se espig? y se sec? como las flores.

En medio de estos seres ideales, Que no est?n amasados con la escoria De que fuimos formados los mortales, La vanidad de la mundana gloria Despreci? y hall? b?lsamo ? los males De nuestra fr?gil vida transitoria, Tejido espeso de miserias largas, De d?as de pesar y horas amargas.

All? es donde, ? la luz de las creencias De nuestra infancia, quemo ? las memorias De nuestra hermosa patria las esencias De la fragante poes?a. Historias Cuyo relato embarga las potencias Son las de estas visiones ilusorias, Compa?eras alegres de mis cuitas, De edad mejor im?genes benditas.

Esp?ritus que en torno de mi lecho Velan y por mi bien se multiplican, La pesadilla ahuyentan de mi pecho, Mis penosos ensue?os dulcifican, Del coraz?n en la impureza hecho Los malignos intentos purifican, Y transforman el campo de mi mente En un florido Ed?n resplandeciente.

Ellos en mis vigilias solitarias Me distraen con dulc?simas memorias, Me hechizan con sus himnos y plegarias Y ? que escriba me incitan sus historias: Por sus regiones vago imaginarias, Abrazo sus visiones ilusorias, Y en otra creaci?n, con otros seres Paso mi vida, parto mis placeres.

Por eso elijo las nocturnas horas Para hacer el relato de mis cuentos, Labrando en las tinieblas incoloras Las torres de mis locos pensamientos. Por eso de sus sombras protectoras, Asaltando ? favor tus aposentos, Vengo ? hacerte, Muriel, la pobre ofrenda De esta loca y fant?stica leyenda.

T? que, amigo sincero, mis pesares Cari?oso y leal has consolado: T? que del infortunio en los azares Apoyo generoso me has prestado: T? que con honda fe de mis cantares El poder misterioso has invocado Del duelo y el af?n como anatema, Escuchar?s benigno mi poema.

T?, que sabes del mundo retirarte, Sin que pueda el turbi?n de sus insanos Delirios en su v?rtigo arrastrarte: Que de una noble sociedad de hermanos Has sabido en tu c?mara cercarte Para escuchar mis cuentos africanos, Quiero que des tu nombre ? la portada De mi oriental leyenda de GRANADA.

?Y ojal? dure la memoria m?a Cuanto duren los siglos venideros, Y corra este papel, famoso un d?a, De la tierra los ?mbitos enteros: Para que desde Norte ? Mediod?a Vayan nuestros dos nombres compa?eros, Y el tuyo brille en la futura historia Al resplandor de mi futura gloria!

?yeme pues, Muriel, antes que vuelen Las horas de los sue?os y visiones: Antes de que los genios se desvelen Contrarios de mis vagas creaciones, Y las parleras auras les revelen El oculto poder de mis canciones: Antes, en fin, que el Sol con rayos puros Disipe mis po?ticos conjuros.

?yeme lejos del tumulto loco De la revuelta sociedad, y f?a Que no nos faltar?, si yo la evoco, Para escuchar mis versos compa??a. Yo, que ? mi voz animo cuanto toco, Voy ? poblar la atm?sfera vac?a De multitud de esp?ritus atentos Que contigo ? la par oigan mis cuentos.

Al soplo de mi aliento poderoso, Va ? circundarnos y ? prestarme o?do Ese mundo de sombras vagaroso Por tus preciosos lienzos repartido. Ese mundo fant?stico en reposo Mantenido hasta hoy, va desprendido Del muro ? hacer de mi velada parte: Porque, ?qu? hay imposible para el arte?

Yo amo, Muriel, los lienzos y esculturas Que tu curiosa c?mara guarnecen; Sus so?adas ? hist?ricas figuras Amigos de mi infancia me parecen: De otra vida anterior memorias puras, Recuerdos que mi s?r rejuvenecen, Genios tal vez de mi existencia gu?as, Que la conducen ? mejores d?as.

La causa ignoro, mi raz?n no alcanza Por qu? ha unido, Muriel, mi loca idea ? un porvenir de luz y de bonanza Cuanto el lugar de tu mansi?n rodea: Mas cuanto en mis delirios de esperanza Mi coraz?n, supersticioso, crea, Lo veo de tus cuartos y pinturas Ornado con los muebles y figuras.

Ellos han escuchado los primeros De mi la?d morisco la armon?a, Y, ? cr?er en fan?ticos ag?eros, Padrinos son de la fortuna m?a. En brazos de esas damas y guerreros Salen mis versos ? la luz del d?a, Y yo de su presencia no renuncio, Cr?dulo, en mi favor, al fausto anuncio.

Yo, en el campo del arte peregrino, Doquier del arte adorador profundo, Que presentado ? ser voy imagino En brazos de las artes en el mundo: Y pues me trajo entre ellas mi destino ? desplegar las hojas en que fundo Mi esperanza ? la gloria que ambiciono, ? ilusi?n tan dichosa me abandono.

Murillo, Rafa?l, Salvator Rosa, Piombo, Teniers, Tiziano, Stein, Morales, Cuyas firmas de mano vigorosa Leo sobre esos lienzos inmortales, Aunque, viles, no logren otra cosa, Para mis pobres cantos orientales, Yo de vuestra presencia los auspicios Acepto con af?n como propicios.

Y t?, dulce y amante Garcilaso, Cortesano cantor de los pastores, Que cuenco pastoril el ?ureo vaso Hiciste do libaste tus amores: T? que entre miel y ?mbar ? tu paso Sembraste versos que brotaron flores, Ve si ? los m?os tu dulzura inspiras Desde ese marco en que tenaz me miras.

Y vosotros, bizarros personajes, Seres faltos de s?r, ? quien del caos Para adornar sus fondos y paisajes Sac? el genio viv?fico: animaos. ? mis cristianos himnos y salvajes Sonatas africanas despertaos: La poes?a en las pasadas eras Movi? los montes y dom? las fieras.

Vivificaos, pues, y en torno m?o Agrupaos ?oh im?genes hermosas Del amor, el pesar, la fe y el br?o! Venid ce?idas de fragantes rosas, ? devorado el coraz?n de hast?o, Visiones del desierto pavorosas, Diana impura, llorosa Magdalena, Vigorosa Judit, robada Elena.

Alba severo, inc?gnitos se?ores De plegados vuelillos y valonas, Ap?ticos flamencos fumadores, Zagales cuyas cabras juguetonas Pasto buscan de c?spedes mejores: Del marco desprended vuestras personas, Formad una callada fantas?a Que auditorio id?al preste ? la m?a.

Revivid ? mi acento, yo os conjuro, Creaciones que est?is en el dominio De la imaginaci?n: congreso impuro De dioses ya sin cielo, del triclinio Baja ? mi voz, y aunque te sea duro Renunciar del Parnaso al patrocinio, Ven ? adorar en mis severos cantos La gloria de otros n?menes m?s santos.

Venid l?brica Venus, rubia Ceres, Diosas en otros tiempos inmortales, Otros genios ? ver y otras mujeres Hollando vuestro altar y pedestales. Nuevas Divinidades, nuevos seres De prez y de virtud m?s celestiales, Dan hoy ? una mejor mitolog?a Con m?s ?ntima fe m?s poes?a.

?Gracias, bellas quimeras! ya os percibo; Dejad de mis conjuros al acento La vil materia en que cre? cautivo Vuestro ficticio s?r un pensamiento. Apr?state, Muriel: al soplo vivo De mi fecundo ? inspirado aliento, Voy ? abrir ? tu at?nita mirada El recinto de la ?rabe GRANADA.

Mas la planta ?oh Muriel! ten un momento Antes que huelles su frondosa vega, Porque traidor me asalta un pensamiento. Mal retenida entre tus labios juega La sonrisa del que oye y, caballero, Aunque tenaz no cree, cort?s no niega. Que extra?as ?ay de m?! por ella infiero, Que con sincera convicci?n cristiana, Hoy en s?n tan veraz como severo Mi voz resuene, cuando ayer mundana Y de la tierra esc?ndalo profano El vicio y el placer cant? liviana. ?Quieres saber, Muriel, por qu? el mundano La?d dejando, en harpa vibradora Las glorias de la Cruz canto cristiano? ?Qui?res saber por qu?, bebiendo ahora Mi inspiraci?n en el venero vivo De nuestra Fe, mi voz consoladora Levanto en el tumulto revulsivo De nuestro siglo turbulento, al duelo Del coraz?n buscando lenitivo? Pues voy audaz ? descorrer el velo Que tal misterio encubre, en una historia Que con orgullo y sin temor revelo. Reservada y rec?ndita memoria Del libro inmaterial del alma m?a: Historia s?lo para m?: ilusoria, Po?tica y gentil alegor?a Nada m?s para el mundo, ? cuyo o?do Jam?s imagin? que llegar?a. Aparta, pues, del l?mite florido De Granada, que est?s casi pisando, Tu pie, menos feraz y entretenido Sendero agreste tras de m? tomando, Y avancemos, Muriel..... pero medita Que en la regi?n del alma vas entrando.

LAS DOS LUCES

INSPIRACI?N

?Cristiana inspiraci?n, hija del cielo, Que diste s?r ? mi canci?n primera, De mi existencia en el placer y el duelo Gu?a siempre l?al y compa?era! T? que, al vestirme mi mortuorio velo, Dir?s conmigo mi oraci?n postrera: T? que abrir?s con el sepulcro al alma De la tranquila eternidad la calma:

T? que, al soplo de un aura perfumada, Con mi esp?ritu errante has recorrido los desiertos del ?frica abrasada, Pensil de palmas, de serpientes nido: Y los c?rmenes frescos de Granada, Ed?n para los ?rabes perdido: Y los talleres de Albi?n obscura: Y de Par?s la bacanal impura:

T? que, perenne, con materna mano Conservaste en mi alma por doquiera De la Esperanza el incorrupto arcano Y de la Fe la inextinguible hoguera: T? que, al cruzar el arenal mundano, Has templado mi sed rabiosa y fiera Aplicando ? mis labios la ambros?a Del c?liz de la dulce poes?a;

No me abandones hoy que necesito Purificar y esclarecer mi id?a, Al fuego santo del fanal bendito Do inflam? Dios tu inextinguible tea. Hoy que anhelo una voz de eco infinito, Que m?s que de mortal robusta sea, Para enviar ? la tierra en que vi el d?a En alas de un cantar el alma m?a.

?Inspiraci?n cat?lica, m?s fuerte Que los tres elementos destructores De la envidia, del tiempo y de la muerte! Ci?e mi sien y mi la?d de flores: M?gico encanto en mis palabras vierte Y, en brazos de los vientos voladores, Del turbio Sena al pobre Manzanares Lleva mi coraz?n en mis cantares.

Vuela y ? Espa?a di que todav?a Sin ira y sin pavor mi voz resuena Sobre el fest?n de la centuria imp?a, Que ? sus m?seros hijos envenena Brind?ndoles las copas de su org?a, Que la revoluci?n con sangre llena: Dila que hasta que espire en mi garganta Celebrar? su gloria y su fe santa.

LEYENDA

MUHAMAD AL-HAMAR EL NAZARITA

REY DE GRANADA

DIVIDIDA EN CINCO LIBROS

Libro de los Sue?os.

INTRODUCCI?N

En el nombre de Al?h clemente y sumo Que da sombra ? la noche, luz al d?a, Voz ? las aves y ? las hierbas zumo: Cuya suprema voluntad podr?a Tornar de un soplo el universo en humo, Y que atesora en m? su poes?a, Escrita os doy para su eterna gloria Del pr?ncipe Al-hamar la regia historia.

B?lsamo que disipa la amargura, Luz del pesar sombr?o ahuyentadora, Es su sabrosa y celestial lectura Risue?a como fuente saltadora, Grata como del campo la verdura, Bella como la grana de la aurora, Tierna cual de la t?rtola las quejas, Dulce como el panal de las abejas.

Destila de sus versos ambros?a Su dulce narraci?n maravillosa: Exhala su fecunda poes?a, Grato como la esencia de la rosa, M?gico s?n de inc?gnita armon?a; Y cual lluvia de Abril, que lenta posa Sus gotas en la flor, vierte en el alma Su amena relaci?n pl?cida calma.

Encierra sus conceptos peregrinos Misteriosa virtud y fuerza varia: Aplacan el rigor de los destinos Elevados ? Al?h como plegaria: Regalan ? quien lee sue?os divinos Le?dos en la alcoba solitaria, Cuya influencia y compa??a amiga Calman del cuerpo la mortal fatiga.

No hay s?r bajo el imperio de la luna Que su lecci?n sagrada no comprenda, Ni Al?h produjo criatura alguna Que no sienta placer con su leyenda. El pez ? quien abriga la laguna, El ave que del ?rbol hace tienda, La fiera que entre rocas se sepulta, El reptil que en los c?spedes se oculta:

Y en su colmena el zumbador insecto, Y en su corteza el r?edor gusano, Y el ?rbol recio en su vigor perfecto, Y el aire inquieto en su vagar liviano, Y el sordo incendio en su humear infecto, Y en su ciego furor el oc?ano, Prestan o?do respetuoso y grato Al arm?nico s?n de su relato.

Esculpido en las hojas de sus flores Se guarda en el Ed?n por altos fines: Y los justos en ?l habitadores, Los ?ngeles que velan sus confines, Las hur?s que alimentan sus amores Y los genios que pueblan sus jardines, Gozan en descifrar sus caracteres En la paz de sus m?sticos placeres.

Tal es la historia peregrina y bella Que os doy en estas hojas extendida, Para que el pasto y el deleite de ella Os alivien las penas de la vida: Pues la luz que en sus p?ginas destella Despierta el alma ? la virtud dormida, Y eleva el coraz?n y el pensamiento ? la pura regi?n del firmamento.

Y aunque en idioma terrenal y humano Para la humana comprensi?n la escribo, De esp?ritu m?s alto y soberano Su luminosa inspiraci?n recibo. Gu?a mi coraz?n, gu?a mi mano S?r ? quien dentro de mi s?r percibo, Y el genio ardiente que en mi pecho habita La palabra me da que os doy escrita.

Leedla, pues; y el ?mbar que perfuma Del Para?so la mansi?n divina, Y el resplandor que de la esencia suma Derramando los mundos ilumina, Y el rumor que levantan con su pluma Las alas de Gabriel cuando camina, Embalsame y alumbre y d? contento ? cuantos lean el divino cuento.

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