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Read Ebook: La Experiencia Abolicionista de Puerto Rico by Sociedad Abolicionista Espa Ola

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Ebook has 174 lines and 31764 words, and 4 pages

Nota del Transcriptor:

LA EXPERIENCIA ABOLICIONISTA DE PUERTO-RICO

Exposiciones de la Sociedad Abolicionista Espa?ola

AL EXCMO. SR. MINISTRO DE ULTRAMAR

MADRID SOCIEDAD ABOLICIONISTA ESPA?OLA Valverde, 25 y 27 1874

Madrid, 1874.--Imp. de M. G. Hernandez, San Miguel, 23

EXCELENT?SIMO SE?OR

MINISTRO DE ULTRAMAR

La SOCIEDAD ABOLICIONISTA se interesa en esto, primero porque desea ardientemente que la Ley se cumpla en todas sus partes, puesto que el procedimiento por esta SOCIEDAD sostenido y practicado, es el pac?fico y legal, imposible all? donde no se d? base para la reforma prudente y razonada; y segundo, porque la falta de cumplimiento de los art?culos citados, unida ? la situacion dificil?sima de la agricultura de la peque?a Antilla y del mercado puerto-rique?o, necesitado h? mucho tiempo y hoy como nunca de met?lico, obra en da?o de la clase trabajadora y principalmente de los libertos y contribuir? ? que los excelentes resultados obtenidos hasta el mes de Abril del a?o corriente en la empresa abolicionista se malogren con evidente perjuicio de la gran causa que la SOCIEDAD defiende.

El Reglamento de 7 de Agosto en su art?culo 3.? declina sobre los municipios la carga de los libertos hu?rfanos ? incapacitados, y respecto de obras p?blicas los infrascritos no saben de ninguna que se haya acometido ? se sostenga por el Estado y en la cual puedan encontrar colocacion los libertos.

En tal supuesto, pedimos respetuosamente el cumplimiento de la Ley de 1870, en lo que es un beneficio para los libertos, obligados ? una determinada forma de contratacion.

Madrid 30 de Setiembre de 1874.

Por la SOCIEDAD ABOLICIONISTA ESPA?OLA,

Gabriel Rodriguez.

Rafael M. de Labra.

Manuel Ruiz de Quevedo.

Manuel Regidor.

Julio Vizcarrondo.

Jos? F. Cintron.

AL EXCMO. SR. MINISTRO DE ULTRAMAR

SOBRE UN DECRETO DEL

GOBERNADOR SUPERIOR DE PUERTO-RICO

EXCMO. SR.

De modo, Excmo. Sr., que la libertad civil ha venido por tierra, y por este acto la obra de la Asamblea Nacional, y, lo que es m?s, la emancipacion de los treinta mil esclavos de Puerto-Rico ha degenerado en una mera obra de partido, y como tal sometida ? los vaivenes ? irregularidades de nuestra azarosa vida pol?tica. ?Todo nuestro trabajo destruido! ?Toda nuestra satisfaccion amargada! ??Y cu?ntos peligros en lontananza!!

?Y qu? pena d?, Excmo. Sr., que la ocasion de violentar el principio inconcluso de la no-retroactividad de las leyes, sea precisamente la del exacto cumplimiento de un precepto que ha arrancado de la frente de nuestra hermosa patria el estigma de ser el ?nico pueblo del mundo culto, que mantenia casi intactas las cadenas del esclavo!

Por otro lado, no se alcanzan los motivos que haya podido tener el Gobernador Superior de Puerto-Rico para volver sobre lo convenido, poniendo en tela de juicio la felicidad con que la Ley de Marzo se iba cumpliendo en aquella isla, y, lo que es m?s, comprometiendo seriamente el ?xito de aquella empresa tan admirablemente iniciada.

Porque, se?or, la obra de la emancipacion de los esclavos se ha hecho en Puerto-Rico en los mismos dias en que se hacian tres elecciones generales de Diputados ? C?rtes, Diputados provinciales ? individuos del municipio; en los momentos en que se creaban los Ayuntamientos populares; cuando una ley de la Asamblea Nacional llevaba ? aquella isla, con el reconocimiento de los derechos naturales del hombre, el sufragio universal y todos los derechos pol?ticos consignados en el t?tulo I de la Constitucion del 69, y, en fin, cuando triunfante en la Pen?nsula la Rep?blica y abierto de nuevo el per?odo constituyente, eran posibles todas las vaguedades, todos los deseos, todas las confusiones y todas las incertidumbres. En este ?ltimo concepto, la situacion de Puerto-Rico tenia semejanza con la de las colonias francesas despues de Febrero de 1848.

De otra parte, la insensata propaganda hecha por los esclavistas habia espantado el dinero de la circulacion, uni?ndose ? esto la grave cr?sis mercantil que produjo en los Estados-Unidos numerosas y alarmantes quiebras que trascendieron ? la peque?a Antilla, ? su vez amenazada por la atroz sequ?a que por espacio de dos a?os viene ceb?ndose en los campos de la isla y la aterradora baja de los az?cares producida por el aumento de la cosecha en la India, en Cuba y en otros paises. En tal supuesto, la situacion de Puerto-Rico era mucho m?s grave que la de ninguna otra de las colonias ya libres de esclavos, que en su vecindad tenia.

A pesar de esto, la SOCIEDAD ABOLICIONISTA expondr? datos todos incontestables y casi todos oficiales que dicen lo inesperado respecto del feliz ?xito de la empresa emancipadora iniciada en 1873.

En cuanto al ?rden p?blico, Mr. de Broglie dice sobre las colonias brit?nicas: <> El marqu?s de Sligo explicaba este ?ltimo hecho del modo siguiente: <<...Creo que en otro tiempo no se cometian m?nos faltas. La diferencia consiste en que antes los culpables eran castigados sobre el terreno, en las plantaciones mismas, y no salian ? luz.....>> Por ?ltimo, los Gobernadores posteriores ? 1833 y los informes de los comisionados especiales se acuerdan en la declaracion de que los cr?menes y delitos han venido disminuyendo.

Fij?monos en el ?rden puramente econ?mico.

H?lo aqu?:

En Arecibo hay todav?a por embarcar unos 1.400 bocoyes.

Ahora bien: las cifras totales fueron

En 1872 |1.885.241 |6.087.550| 177.208 |61.761 1871 |2.162.667 |7.590.915| 210.066 |55.240 1870 |1.025.966 |7.293.011| 192.645 |64.973 1869 |1.627.151 |5.969.020| 144.395 |28.688

<

El valor de lo exportado en 1873 ha sido de 2 meliones 821.308 libras: en 1872, de 2.859.906; en 1871 de 2.998.818.>>

Esto es, Excmo. Sr., lo que consta hasta hoy respecto de la exportacion de 1873. ?En qu? colonia ha sucedido otro tanto?

Vengamos ahora al ?rden p?blico.

Ante todo, tiene la palabra el Sr. Presidente de la Audiencia de Puerto-Rico, D. Blas Diaz Mendivil, que al resumir los trabajos judiciales del a?o de 1873, al propio tiempo que abria los tribunales de la isla, el 1.? de Enero 1874, dice as?, estableciendo las analog?as, semejanzas y diferencias de los a?os de 1872 y 73:

<

Desde que se public? la ley de la abolicion de la esclavitud, nuestro digno presidente dispuso la formacion del oportuno expediente; y de los datos en ?l reunidos, aparece que desde aquella ?poca hasta 20 de Diciembre ?ltimo se han formado 119 causas, comprendiendo en ellas ? 129 libertos.--El per?odo ha sido muy corto para que pueda servir de base para un dato definitivo, pero puede formarse un juicio aproximado en vista del resultado que arroja.--Es indudable el aumento de causas respecto ? esta clase, puesto que la cifra ordinaria de esclavos procesados cada a?o solo ascendian de 90 ? 95.--Sin embargo, este aumento tiene una sencilla explicacion. En primer lugar, el poco amor al trabajo que, hasta ahora, ha sido para ellos improductivo, y el segundo y principal, que los hurtos cometidos por los esclavos ? sus amos, en especial en las haciendas, no se consideraban delitos y eran corregidos privadamente; pero, libres hoy, sin haber perdido la costumbre han contraido la responsabilidad legal, aument?ndose necesariamente las causas por ese motivo.

De esos mismos datos aparece que con los antiguos due?os y con los particulares, habian sido contratados 21.590,--hall?ndose registrados y no contratados los menores de doce a?os que ascendian ? 5.250,--y otros por in?tiles y sexagenarios; siendo de esperar que, continuando la administracion activa con el celo que ha obrado, se aumente la costumbre y aficion al trabajo, en beneficio de los contratados y contratantes.

H? aqu? el estado:

Por ?ltimo--el digno Gobernador Superior de la isla, cuyo nombre figurar? en la historia de nuestra colonizacion al lado de los del Marqu?s de la Sonora y los Intendentes Ramirez y Pinillos--el honrado general D. Rafael Primo de Rivera, al despedirse de los puerto-rique?os el 2 de Febrero de 1874, escribia:

<

Otra recomendacion me hizo tambien el Gobierno, casi de tan inmenso valor como la anterior: la de asimilar esta Antilla ? la Pen?nsula por medio de iguales derechos, como consecuencia precisa y leg?tima de iguales deberes. Tengo conciencia de haber cumplido con lealtad las ?rdenes superiores: vuestra ejemplar sensatez ha conquistado al fin las libertades pol?ticas que anhel?bais y de que usais con singular moderacion.

Y continuaba luego:

<

El Se?or de los cielos y de la tierra lee en lo m?s ?ntimo de mi conciencia y sabe que solo me ha guiado, en mi corto gobierno, el anhelo por vuestro bien y el m?s ardiente patriotismo. Si el criterio de algunos hombres me juzga mal, el de Dios me juzgar? bien. Es el gran consuelo que lleva en su alma, al despedirse de vosotros--Vuestro Gobernador.>>

Y es de advertir, que ese ?rden inquebrantable y ese progreso moral que acusan los documentos oficiales arriba trascritos, no fueron el resultado de un a?o de patri?ticos esfuerzos dirigidos ? este fin por parte de las autoridades y de las clases directoras de la sociedad puerto-rique?a. Desde el primer dia de la abolicion se di? un espect?culo por todos conceptos admirable, que hace l?gico el que despues se desarrolla ? la vista de todos los pueblos del mundo culto.

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