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Read Ebook: El Campesino Puertorriqueño Sus Condiciones Físicas Intelectuales y Morales Causas que la Determinan y Medios Para Mejorarlas by Valle Atiles Francisco Del

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Ebook has 610 lines and 56539 words, and 13 pages

CARACT?RES EXTERIORES.

Aparte de esta consideraci?n, lo que por punto general podemos apreciar ? simple vista, es que entre los j?baros, ya pertenezcan ? una ? ? otra raza, no predominan las tallas rechonchas, sino m?s bien las estaturas medianas; abundan personas altas y no faltan hombres peque?os, pero no es lo com?n.

Aqu?, como en todas partes, la mujer es m?s peque?a que el hombre. Este hecho, resultado de las mediciones practicadas hasta hoy, se confirma en el grupo rural borincano. ? nosotros nos ha parecido, por lo que respecta al sexo femenino, que el n?mero de campesinas de corta estatura es m?s considerable que el de campesinos; principalmente entre las blancas y las que por su color recuerdan al indio, se encuentran muchas mujeres peque?as.

En los negros advi?rtese la mayor longitud de los brazos, propia de la raza.

Por lo que se refiere ? las mujeres del campo, no hemos comprobado que exista falta de proporci?n entre el cuerpo y las extremidades; por el contrario, la j?bara es bien formada, y hasta podr?a llam?rsela esbelta, ? no ser por su desgarbo en el andar.

Las mestizas ostentan proporciones muy arm?nicas; casi todas son bien formadas.

La generalidad de las negras no se distingue por este concepto.

Como casi todos los j?baros est?n an?micos, por excepci?n se ven algunos de temperamento sangu?neo; y claro es que el color rosa ? rojo vivo es raro; el color blanco en ellos es mate, amarillo ? amarillo verdoso, principalmente en los clor?ticos y an?micos.

? los negros y mestizos que est?n enfermos se les advierte un color cenizoso.

En las mujeres se observa con frecuencia el c?tis manchado ? con pecas.

As?mismo es variad?simo el color de los ojos. Hay campesinos de ojos azules y pardos; pero ordinariamente tienen los ojos negros.

En ciertas razas, y especialmente en la negra, la piel suave y como satinada es m?s espesa. La frescura y suavidad de c?tis de las negras es muy estimada en los harenes.

Ocurre la pregunta de si el campesino de or?gen europeo, al ser sometido ? la acci?n de este clima, ha sufrido la transformaci?n org?nica de que acabamos de hablar, y desde luego la buena l?gica hace esperar una contestaci?n afirmativa, siquiera aceptemos que ese cambio no haya adquirido un grado de desarrollo tan grande como en el negro.

Si respecto del desarrollo de las gl?ndulas seb?ceas no decimos lo mismo, es porque no se advierte, entre los j?baros blancos, el olor desagradable que se percibe en los negros y en muchos mulatos, olor que se ha explicado por el predominio de esa clase de gl?ndulas, debido al excesivo aflujo de sangre ? la superficie cut?nea.

El pelo de la cabeza en ellos es abundante, variando, como es de suponer, desde el que no se riza nunca, hasta el que se ostenta fuertemente encrespado, propio del hombre africano.

El color del pelo tambi?n var?a; pero domina el negro; hemos encontrado ejemplares de pelo rojo y no pocos de pelo rubio.

Entre las mujeres estos rasgos adquieren mayor delicadeza; sobre todo la hermosura de los ojos negros es com?n entre ellas.

Estos rasgos fison?micos cambian en el campesino descendiente de africanos, en el cual la nariz es ancha y los labios son gruesos deformando la boca, grande por lo general.

Entre los mestizos se encuentran personas no exentas de hermosura, m?xime cuando en ellas predomina el elemento cauc?sico; sobre todo entre las mujeres las hay bellas, pero por lo general la nariz y la boca del elemento africano se trasmiten al mestizo con sus formas caracter?sticas afe?ndo las facciones.

La circunferencia del torax nos demuestra que el campesino tiene el pecho desarrollado; en todos notamos amplitud tor?cica suficiente cuando no est?n enfermos.

En la mujer el pecho est? m?nos desarrollado; por punto general no ha adquirido la amplitud debida.

Entre las mestizas existen casos, aunque raros, de abultamiento excesivo de las caderas; protuberancia muy notable en casi todas las negras y especialmente en las africanas puras.

Por lo que respecta al hombre blanco puede asegurarse que el abultamiento de las nalgas es mucho menor en el criollo que en el europeo.

Ha sido se?alado como car?cter propio de la raza negra el tener la pantorrilla alta y poco desarrollada, pero esto no debe ser un signo de exacta fijeza y exclusivo, porque entre personas de raza blanca, principalmente en Puerto Rico, es frecuente encontrar ?ste car?cter.

Las manos de los campesinos son anchas y callosas; los pi?s se desarrollan m?s en el sentido de su anchura; la planta endurecida es casi plana, ? por lo m?nos est? muy disminuida la b?veda que de ordinario presenta: en muchos, el dedo grande est? bastante separado de los otros y como opuesto, ? causa de que se sirven de ?l para varias faenas.

CARACT?RES ANAT?MICOS.

Muy ? la ligera tenemos que pasar por esta parte de nuestro estudio, tanto porque desgraciadamente la anatom?a comparada de las razas humanas ha avanzado poco, cuanto porque a?n en lo que se refiere ? lo m?s conocido, como es el esqueleto, carecemos de colecciones que nos permitan recoger los datos oportunos.

El vol?men del cr?neo es m?s peque?o en los negros que en los blancos; la capacidad craneana, que es menor en la mujer que en el hombre, var?a en ?ste siguiendo una proporci?n ascendente desde el australiano al europeo; conviene tener presente, sin embargo, que no puede deducirse el grado de desarrollo intelectual de una raza, de este solo car?cter; pues resulta de las medidas de Morton, que el negro criollo de la Am?rica del Norte tiene m?nos capacidad craniana que el africano, siendo superior en inteligencia ? su progenitor.

Acerca de los huesos de la cabeza, nuestras observaciones nos permiten asegurar que existe cierto grado de dureza m?s considerable en el esqueleto de esa regi?n en el negro, que en el blanco; y no lo atribuimos solamente ? la osificaci?n de los senos frontales, observada en las razas inferiores, sino ? mayor espesor y solidez de todos los huesos que lo forman; en las aut?psias hemos comprobado con frecuencia este detalle.

La caja osea tor?cica ofrece ordinariamente en el negro respecto del blanco, la diferencia de ser en ?ste ancha y plana, mientras en aquel es estrecha y prominente; en nuestras investigaciones hemos encontrado que en los mestizos abunda esta forma de pecho, principalmente entre las mujeres; en no pocas blancas hemos observado tambi?n esta forma de pecho.

Aparte de las diferencias que los antropologistas han creido poder se?alar en el estudio de la pelvis, en las distintas razas humanas, como t?sis general se puede afirmar que entre los campesinos no son frecuentes las deformidades pelvianas.

El mayor desarrollo que alcanza el hueso r?dio y que d? lugar al alargamiento que se observa en el brazo del negro, as? como otros detalles relativos al esqueleto de los brazos, no nos ha sido posible comprobarlos suficientemente; en las extremidades inferiores hemos notado, muy ? menudo, entre los campesinos, el arqueamiento de las piernas; car?cter que si en antropolog?a tiene una significaci?n de valor, no en todos los casos obedece ? una conformaci?n originaria, pues no encontramos dif?cil que esa curvatura se produzca en la infancia, ? causa de poner de pi? ? los ni?os ?ntes de que los huesos hayan adquirido solidez bastante para sostener el peso del cuerpo.

El ex?men anat?mico de las partes blandas nos lleva ? tratar el cerebro, y en general de todo el sistema nervioso. Lo haremos muy sucintamente, y eso tan s?lo para recordar que de los resultados generales formulados hasta hoy, se deduce que el cerebro pesa m?nos en la mujer que en el hombre; que dicho peso var?a proporcionalmente ? la estatura; que el cerebro del blanco pesa m?s que el del negro, y que en los mestizos disminuye el peso al mismo tiempo que la proporci?n de sangre blanca.

Para terminar este apartado a?adiremos que el sistema nervioso predominante en el blanco por el cerebro, se manifiesta en el negro con mayor n?mero de expansiones nerviosas, troncos m?s gruesos y filetes m?s numerosos. No cabe que hagamos aplicaciones concretas sobre este punto.

Hemos tenido ocasi?n de corroborar en las aut?psias que hemos verificado, las observaciones de Prunez Bey, confirmadas por Jacquart, acerca del predominio del sistema venoso sobre el arterial en el negro, y el mayor vol?men de los pulmones del blanco, comparado con los de los descendientes de africanos.

En cuanto al h?gado, por punto general le hemos encontrado siempre grande, tanto en el blanco como en el negro; ya veremos m?s adelante que este hecho se explica satisfactoriamente, as? como el de que los est?magos ofrezcan ? menudo afecta la mucosa.

No habi?ndonos sido posible verificar m?s aut?psias que las judiciales, estos apuntes nos resultan deficientes; la necrograf?a s?lo tendr?a utilidad en este caso, verific?ndose en un gran n?mero de cad?veres.

CARACT?RES FISIOL?GICOS.

Est? demostrado que, bajo los tr?picos, el hombre es naturalmente s?brio y prefiere para su alimentaci?n las sustancias vegetales, sin que este r?gimen de lugar ? perturbaciones en la salud; pero esto, que es cierto dentro de los l?mites racionales que la Ciencia se?ala, convi?rtese en vicio cuando la alimentaci?n es insuficiente.

Por desgracia este es el caso en que se encuentra la gran mayor?a de nuestros campesinos. La alimentaci?n que usan es tan escasa, que ap?nas si basta para la reparaci?n de los gastos org?nicos ? que dan lugar los fen?menos de la vida. Cuando se recuerda que un hombre adulto gasta cada dia Az. 20 gramos--C. 300 gramos--y Agua 3 kilos, necesitando, seg?n Moleschott, un trabajador para conservar su salud consumir diariamente 130 gramos de albuminoideos secos, 84 gramos de grasa, 400 gramos de hidrato de carbono, y 30 gramos de sales, cuesta trabajo comprender c?mo la ruina org?nica no es a?n m?s considerable en el campesino borincano.

Tengamos presente las sustancias que constituyen de ordinario su alimentaci?n: arroz, pl?tano--del m?nos nutritivo por cierto--batatas, ?ames, malangas, bacalao y pescado salado,--con frecuencia en p?simo estado de conservaci?n--maiz, no siempre; leche, con escasez, y se ver? claramente que la miseria org?nica tiene que ser la consecuencia de tal r?gimen.

El j?baro se alimenta mal. Adem?s de las sustancias referidas, suele comer alguna que otra vez carne de cerdo, y pan de trigo,--mal preparado casi siempre,--pero ni esta variante es regla general, ni basta ? modificar el car?cter de pobreza de que adolece la alimentaci?n cotidiana de las clases rurales de Puerto Rico.

Como consecuencia de esta defectuosa alimentaci?n la nutrici?n general ha de resentirse ? causa de la composici?n de una sangre pobre de elementos nutritivos, y todas las funciones org?nicas han de ser influidas desfavorablemente por este concepto.

Perturbada la nutrici?n, han de faltar necesariamente las energ?as musculares sanas, fisiol?gicas, que obligadas ? producirse, lo hacen con debilidad ? si se llenan debidamente es ? beneficio de agentes, de acci?n transitoria mal sana ? la larga que sustituyen el defecto nutritivo.

Como quiera que al est?mago se le impone bajo un r?gimen pobre un trabajo muy considerable, claro es que la fatiga del ?rgano sobreviene y con ella la necesidad tan sentida entre los j?baros del uso de estimulantes, que al cabo determinan en la cavidad estomacal estados patol?gicos de que luego hablaremos.

Esto mismo, a?adido ? la influencia climatol?gica, d? lugar ? las irregularidades en la funci?n intestinal, funci?n perezosa siempre, principalmente en las mujeres.

El h?gado, el bazo y el p?ncreas, modifican su modo de funcionar. La sangre, por su calidad, afecta frecuentemente al m?sculo cardiaco; ?sta importante v?scera funciona mal, disminuyendo su fuerza y aumentando la frecuencia de sus contracciones, aminor?ndose la velocidad de la corriente sangu?nea y la presi?n del l?quido vital.

La funci?n respiratoria, gracias ? la gran cantidad de aire oxijenado que respira de ordinario el campesino, se verifica bien.

Los ?rganos de los sentidos no ofrecen particularidad digna de mencionarse.

Por lo que respecta ? la funci?n cerebral nos limitaremos ? apreciarla con Gratiolet "por sus manifestaciones," de las que trataremos en lugar oportuno.

En cuanto ? la funci?n catamenial, siendo un hecho conocido que en la raza de color el flujo menstrual se presenta m?s temprano, debemos a?adir que entre las campesinas es siempre temprana la ?poca de de la aparici?n de aqu?l, tanto por la influencia del clima, cuanto por otras causas del ?rden moral que apuntaremos oportunamente.

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