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Read Ebook: La alhambra; leyendas árabes by Fern Ndez Y Gonz Lez Manuel

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Ebook has 2319 lines and 57929 words, and 47 pages

Y el perro y el caballo se precipitaron sobre aquella bandera; y sobre la bandera puso los pies la innumerable muchedumbre de viejos, j?venes, mugeres y ni?os que Jask habia libertado.

Y cuando no qued? ni uno solo que no estuviese sobre la bandera, esta se levant? en los aires y flot? r?pidamente en el espacio, y poco despues descendi?: y Jask y los que le acompa?aban se encontraron en una llanura, delante de las puertas de la ciudad del rey Al-Munassar.

Los habitantes, que habian visto aparecer ? lo lejos sobre el horizonte aquella nube roja, adelantar r?pidamente h?cia la ciudad, pasar sobre ella y descender, salieron asustados no sabiendo lo que aquello fuese.

Pero cuando vieron adelantar ? Jask-Al-bahul, sobre su corcel de guerra precedido de su perro, y seguido de gentes que habian sido robadas en a?os anteriores por los jigantes, una esclamacion de j?bilo y de alegr?a retumb? en los aires en honor de Jask.

Y Aidamarah se arroj? desfallecida en sus brazos.

Porque le habia creido muerto.

Jask habia invertido en su espedicion, siete veces siete dias.

Los libertados y sus familias, proclamaron su padre ? Jask.

El rey Al-Munassar renunci? con alegr?a su corona, y la puso sobre sus sienes.

La bandera de los jigantes, doblada y redoblada, fu? ? servir de alfombra ? la grande Aljama, y en ella se bordaron inscripciones en loor de Dios por mandato de Jask que no quiso que se consagrasen en honor suyo.

Su reino desde entonces fu? feliz y pr?spero; ya no se vieron talados los campos, ni yermas las aldeas.

Los moradores durmieron tranquilos sin temor ? los jigantes, y no hubo uno solo que no fuese ? ser testigo del prodigio de la trasformacion de aquellos monstruos en rocas.

Sobre cada una de aquellas rocas, habia una palma agostada y est?ril.

Aquella palma habia sido la clava del jigante.

Algun tiempo despues, y cuando Jask era un rey adorado por sus vasallos y respetado por sus vecinos, que le pagaban tributo, Aidamarah di? ? luz una ni?a.

En la fiesta de las buenas hadas, pusieron por nombre ? aquella ni?a Zairah.

Era hermosa ? maravilla, de apacible sonrisa y de mirada dulce y tranquila.

Jask quiso saber el hor?scopo de su hija, y los astr?logos, despues de haber consultado siete veces las estrellas en siete veces distintas, le dijeron:

--Tu hija ?oh rey! est? sujeta ? grandes desgracias.

--?Y qu? desgracias son esas?

--Tendr?s otros dos hijos, el uno se llamar? Jacub y el otro Kaibar.

Jacub ser? un hermoso mancebo, pero continuar? en ?l la maldicion de tu raza, que el Alt?simo ha suspendido para t?.

El otro ser? salvage y fer?z, amar? la sangre y el cr?men y participar? de la crueldad y la malicia de tus padres.

Tus hijos ser?n tu postrera prueba.

Si la resistieses sin entregarte ? la desesperacion y sin blasfemar de Dios, se abrir?n para t? las puertas del paraiso.

Pero prep?rate, rey, porque le esperan grandes dolores.

--C?mplase la voluntad de Dios, replic? Jask: ?y qu? dolores son esos que Dios me envia para prueba? ?os los han puesto patentes los astros?

--Tu hermosa Aidamarah morir? cuando d? ? luz ? Kaibar: sus entra?as se romper?n al dar ? luz ? tal monstruo.

--Dios me la ha dado, y Dios puede quit?rmela, esclam? Jask con los ojos llenos de l?grimas. ?Y cu?ndo morir? la luz de mi alma?

--Pasadas tres veces siete lunas.

--?Y qu? mas desgracias me amenazan?

--Pasados tres veces siete a?os, tus hijos conocer?n ? su hermana y la amar?n.

--?Oh, Se?or!

--Y ella amar? ? su hermano Jacub y ser? suya.

--?Oh, Se?or!

--Y Kaibar conocer? tambien ? su hermana, y la amar?.

Y ambos por el amor ? su hermana se vender?n ? Satan?s.

Y despues el un hermano matar? ? su hermano por celos de Zairah.

--?Oh, Se?or, Se?or, y cu?n dura es esta prueba! esclam? Jask: y decidme, a?adi?; vosotros que sois sabios, ?no sabeis si hay algun medio para prevenir tanta desgracia?

--Consultaremos de nuevo ? los astros, dijeron los astr?logos.

Y el rey esper? ? que trascurriesen otras siete noches.

--Se?or, le dijeron los astr?logos trascurrido este tiempo: no te queda mas que una esperanza dudosa.

--?Y cu?l es esa esperanza?

--Aparta de t? ? tu hija Zairah.

--?A la prenda de mi amor!

--No la veas jam?s.

--?Ah!

--Pon entre tu reino y el lugar donde se encuentre los mares.

--?Desdichado de m?!

--Entrega su crianza ? varones justos y mugeres virtuosas, que no sepan que es hija de rey.

--?Y para qu? eso?

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